miércoles, 17 de noviembre de 2021

Niños en un mundo digital.

Como la globalización y la urbanización, la “digitalización” ya ha cambiado el mundo.


La rápida proliferación de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC) es una fuerza imparable que afecta prácticamente a todas las esferas de la vida moderna, desde las economías a las sociedades y las culturas ... y a la vida cotidiana. 
 
La infancia no es una excepción. Desde el momento en que cientos de millones de niños
llegan al mundo, están inmersos en una corriente constante de comunicación y conexión digitales, desde la forma en que se gestiona y brinda su atención médica hasta las imágenes en línea de sus primeros momentos más preciosos. A medida que los niños crecen, la capacidad de utilizar la digitalización para dar forma a sus experiencias de vida crece con ellos, ofreciéndoles oportunidades aparentemente ilimitadas para aprender y socializar, y para ser contados y escuchados.
 
La tecnología digital y la interactividad también plantean riesgos importantes para la seguridad, la privacidad y el bienestar de los niños, aumentan las amenazas y los daños que muchos niños ya confrontan fuera de línea y hacen que los niños ya vulnerables lo sean más aún.
 

Aun cuando las TIC han fomentado
el intercambio de conocimientos y la colaboración, también han facilitado la producción, distribución y el intercambio de material sexualmente explícito y de otro contenido ilegal que se emplea para explotar y abusar de los niños. Dicha tecnología ha abierto nuevas vías para la trata de niños y nuevos medios para ocultar esas transacciones de los encargados de aplicar la ley. También ha hecho que sea mucho más fácil para los niños acceder a contenido inapropiado y potencialmente dañino y, lo que es más sorprendente, para que produzcan ellos mismos ese contenido.
 
Incluso a pesar de que las TIC han facilitado que los niños se conecten entre sí y compartan experiencias en línea, también han facilitado el uso de esos nuevos canales de conectividad y comunicación para el acoso en línea, con un alcance mucho más amplio y, por lo tanto,con un mayor riesgo que lo que supone el acoso fuera de línea. Del mismo modo, han aumentado las posibilidades del uso indebido y la explotación de la privacidad de los niños y han cambiado la forma en que los niños consideran su propia información privada.
 
Existen serie de acciones prioritarias y recomendaciones prácticas sobre cómo la sociedad puede aprovechar el poder de la digitalización para beneficiar a los niños más desfavorecidos y limitar los daños para proteger a los niños más vulnerables.



Entre ellas cabe destacar las siguientes: 
 
1. Proporcionar a todos los niños un acceso asequible a recursos en línea de alta calidad: Las acciones deberían incluir la creación de incentivos para alentar a las compañías de telecomunicaciones y tecnología a reducir los costos de la conectividad; a tener en cuenta las necesidades de las personas que no están conectadas cuando elaboren planes de infraestructura; a invertir en más puntos de acceso públicos y crear contenido cultural y ingüísticamente más apropiado; y a confrontar las barreras culturales y de otra índole que impiden que los niños, especialmente las niñas, se conecten a internet.
 

2. Proteger a los niños de los daños
en línea: Las acciones deben incluir una coordinación más estrecha a nivel internacional y nacional y la profundización de la colaboración entre la policía y la industria de la tecnología para contrarrestar la tecnología digital que permite realizar y ocultar actividades de trata ilegal y otros abusos sexuales en línea.
 
3. Proteger la privacidad de los niños: Las acciones deben incluir instar a que se llegue a un compromiso mucho mayor entre el sector privado y el gobierno para proteger y no hacer un uso indebido de los datos de los niños y respetar su encriptación; hacer cumplir la aplicación de normas internacionales en la recopilación y el uso de datos sobre niños en línea; y enseñar a los niños a protegerse de las amenazas a su propia privacidad. 
 
4. Impartir alfabetización digital
para mantener a los niños informados,
comprometidos y seguros en línea:
Las acciones deberían incluir una mayor colaboración entre los gobiernos y los tecnólogos para desarrollar plataformas TIC y planes de estudio desde la escuela primaria hasta la escuela secundaria, apoyar las bibliotecas en línea y ampliar la capacidad de las bibliotecas públicas para enseñar aptitudes digitales; invertir en la formación docente en tecnología digital; enseñar a los niños a reconocer y protegerse de los peligros en línea; y hacer de la ciudadanía digital un componente central de la instrucción de la alfabetización digital.
 
5. Aprovechar el poder del sector privado para promover normas y prácticas éticas que protejan y beneficien a los niños en línea: Las acciones deben incluir el desarrollo de productos éticos y una comercialización que mitigue los riesgos para los niños, así como un mayor compromiso para ampliar el acceso de los niños a la conectividad y al contenido en línea. El sector privado, especialmente las industrias de tecnología y telecomunicaciones, tiene una responsabilidad especial y una capacidad única para influir en las repercusiones que tiene la tecnología digital sobre los niños.

 

6. Poner a los niños en el centro
de la política digital: Las acciones deben incluir la inversión en mejores datos sobre el acceso y las actividades que realizan los niños en línea; elaborar marcos regulatorios que reconozcan las distintas necesidades de los niños; fortalecer la coordinación y el intercambio de conocimientos a nivel mundial para abordar los desafíos de un mundo digital; profundizar la colaboración con organizaciones infantiles y juveniles; y colaborar de manera más sistemática con los legisladores.
 
 
 
 

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