miércoles, 17 de noviembre de 2021

Importancia de la motricidad fina.

 Consideraciones Teóricas sobre el desarrollo de la motricidad fina en el desarrollo infantil.

La psicomotricidad abarca muchos conceptos diferentes, que a juicio de Fonseca (2000), dan lugar a un caos semántico que se expande por varias disciplinas científicas (Fisiatría, Psiquiatría, Psicología, Fisioterapia y la Pedagogía). Por otra parte, sería importante adentrarnos en el conocimiento de esta disciplina, la psicomotricidad, partiendo de su definición, cuyo análisis permitirá una valoración más completa de sus complejidades en el plano teórico conceptual y muy singularmente en la práctica educativa.

 
Pacheco (2015) afirma: «La psicomotricidad es y así debe ser estudiada por el maestro, no como una técnica ajena sino como recurso propio de su labor». (p.21)  

La motricidad refleja todos los movimientos del ser humanos. Palacio (1979) afirma: «Estos movimientos determinan el comportamiento motor de los niños y las niñas de 0 a 6 años que se manifiesta por medio de habilidades motrices básicas, que expresan a su vez los movimientos naturaleza del hombre»(p. 15).

¿Qué es la motricidad fina?

Es el tipo de motricidad que permite hacer movimientos pequeños y muy precisos. Se ubica en la Tercera Unidad funcional del cerebro, donde se interpretan emociones y sentimientos (unidad efectora por excelencia, siendo la unidad de programación, regulación y verificación de la actividad mental) localizada en el lóbulo frontal y en la región pre-central. Es compleja y exige la participación de muchas áreas corticales, hace referencia a la coordinación de las funciones neurológicas, esqueléticas y musculares utilizadas para producir movimientos precisos. 

Es la habilidad que permite realizar actividades que requieren una mayor precisión, es decir, todas aquellas actividades en las que necesitamos un control de nuestras manos, nuestros dedos o de nuestros pies, por ejemplo, para realizar movimientos más pequeños. Dentro de estas, hablaríamos de hábitos tan cotidianos como cepillarnos los dientes, abrocharnos una camisa, usar los cubiertos, atarse los cordones o, incluso, escribir, sin olvidarnos de la influencia en la orientación espacial y la lateralidad.

 

¿Cómo desarrollar la motricidad fina en los niños?

La motricidad fina es en una de las habilidades más importantes del ser humano y debemos desarrollarla en nuestros hijos desde el primer momento. Cuando un bebé nace, no tiene control sobre sus movimientos y es por ello que, poco a poco, a medida que va creciendo desarrolla sus diferentes habilidades, entre ellas la motricidad fina. Sin embargo, no será hasta su primer añito de edad cuando el peque empiece a coger un mayor dominio de los movimientos de sus manos y pies. A partir de este momento, notarás cómo tu peque va adquiriendo una mayor autonomía que no dejará de aumentar a lo largo de toda su infancia. Pero, sin duda, entre los 3 y los 6 años es cuando los peques se encuentran en la mejor etapa para desarrollar esta habilidad.

Ejemplos de actividades para trabajar la motricidad: 


1. Abrir y cerrar:

El objetivo final de desarrollar la motricidad fina es dar autonomía e independencia en actividades cotidianas.


  • Abrochar botones, cremalleras o corchetes. La ropa es el mejor material para estos ejercicios. Dejemos que se abrochen los zapatos de velcro, que se suelten el coletero del pelo, que se abotonen la bata, que abran la mochila, e incluso que se abrochen el cinturón del coche solitos. Sí, puede ser complicado al principio. Podemos asistirles, pero teniendo en cuenta el ir disminuyendo progresivamente nuestras intervenciones.
  • Vestir muñecos y disfrazarnos. Si vemos que le cuesta mucho vestirse solo, podemos practicar con muñecos. Tratemos de comprar ropa para los muñecos con distintos cierres para practicar todas las modalidades.
  • Enroscar y desenroscar. Abrir y cerrar el grifo, o desenroscar la botella de agua, son algunas de las actividades que también puede empezar a hacer solo.

2. Plastilina:

Es una de las mejores formas de desarrollar la motricidad fina. Es frecuente utilizar esta actividad para el desarrollo de la fuerza de agarre, pero la verdad es que ayuda con muchas otras destrezas motoras finas.


A continuación, tienes algunas actividades motivadoras para trabajar con plastilina:

  • Playdough mats. Las plantillas imprimibles son muy prácticas para que los niños jueguen con la plastilina sin manchar mucho mientras realizan un actividad. Con las plantillas se pueden trabajar diversas áreas como matemáticas o lectoescritura, o simplemente dejar que el niño dé rienda suelta a su imaginación.
  • ¡Plastilina con sorpresa! Otra actividad divertida puede ser esconder dentro de la plastilina algunos objetos como botones, macarrones, ojos móviles para manualidades, monedas.
  • Estampar en plastilina. Busca objetos con formas curiosas, letras de juguete e incluso puedes usar moldes para plastilina o galletas.
  • Manipulación libre. Y, por supuesto, la manipulación libre de la plastilina. Deja que el niño te sorprenda con sus propias creaciones.

3. Construcciones:

Necesitan de precisión, estabilidad de brazos y muñecas, además de la habilidad de tensión y extensión de las manos. Asimismo, necesitamos implicar nuestra coordinación óculo-manual para colocar las piezas. En definitiva, puede aportarnos muchísimo para el control de nuestros músculos,y es una actividad muy divertida.  


Dependiendo del tipo de bloque, las habilidades motrices a desarrollar pueden variar:

  • Bloques de madera. Los bloques de madera no suelen necesitar encajarse con otras piezas, sino que se superponen y necesitan una buena coordinación ojo-mano y sentido del equilibrio para poder hacer con ellas torres infinitas.
  • Bloques estilo LEGO. Estos bloques necesitan fuerza en las manos para encajar unas piezas con otras, e incluso más fuerza aún para separarlas. También son bastante buenas para trabajar la coordinación bilateral, al tener que utilizar ambas manos para unirlas.
  • Bloques con velcro. O cualquier juguete que consiste a juntar o separar piezas con velcro.

4. Ensartar e hilar:

Las actividades con hilos, cuentas, limpiapipas, en las que haya que coser, bordar o insertar objetos, entre otras cosas, necesitan precisión y estabilidad. Los niños tienen que ser capaces de aislar los movimientos del brazo, muñeca, manos y dedos para poder llevar a cabo las tareas de forma satisfactoria. Además, en todas ellas se practica la coordinación óculo-manual y el desarrollo de la pinza.


Podemos dividir este apartado en las siguientes actividades:

  • Insertar objetos. Insertar objetos es una de las primeras actividades motoras finas que se trabajan con bebés y niños. Podemos desarrollar la pinza inferior, la superior, la fuerza del agarre y, además, trabajar la tensión y la extensión de los músculos de la mano y dedos.
  • Tarjetas de Bordado. Es una actividad muy sencilla que va a tener al peque muy ocupado. Con las tarjetas de bordado, desarrollará la paciencia y practicará la coordinación bilateral asimétrica. Necesita que sus dos manitas trabajen en un mismo proyecto pero con una pequeña diferencia: cada manita tiene su propia función. Además, es posible que necesite cruzar la línea media corporal, poniéndole otro reto evolutivo a superar.
  • Ensartar Cuentas. Es necesario saber que están preparados para realizar esta actividad, ya que es la más complicada de las tres. Necesita poder controlar la muñeca, saber cómo aislar los dedos y hacer la pinza superior, con una buena coordinación ojo-mano y precisión. Para que sea más sencillo, empecemos con cuentas u objetos con agujeros grandes. Conforme vaya progresando, lo vamos complicando.

5. Trazos:

La motricidad fina es esencial en la lectoescritura porque permite a los niños, no solo trazar las letras para luego escribirlas, sino también implicarse en la tarea y ser capaz de seguir visualmente las letras y palabras que en un futuro tendrá que leer.

 


Por ello, una buena práctica puede ser exponer a los peques a actividades que impliquen trazar, seguir letras o formas, o coger un lápiz y aislar los distintos grupos musculares involucrados en el proceso de escritura. A continuación presento algunas formas de practicar el trazado.

  • Con los dedos. Trazar con los dedos puede ser una muy buena forma de iniciar al niño en el mundo de la lectoescritura. Puedes planear una actividad en arena, nieve, o cualquier material de similar consistencia.
  • Pegatinas, sellos o rotuladores para hacer círculos. Y, por supuesto, trazar con materiales varios. Trata de presentar distintas herramientas para mantener la curiosidad, pero tampoco ofrezcas todo a la vez. Deja que explore las posibilidades de cada material.
  • Con tiza. A los niños les encanta la tiza. Déjale que juegue con tizas de distintos colores y tamaños. No descartes las tizas muy pequeñas, ya que podría ir trabajando la pinza al intentar cogerlas y utilizarlas.

6. Corte y perforación:

Aprender a utilizar las tijeras requiere un alto dominio de los músculos motores finos. Implica, primero, tener fuerza de agarre suficiente para mantener la tijera abierta, y poder flexionar y extender los músculos usando la pinza superior. Segundo, tener coordinación ojo-mano y un plan visual. Pero último, necesitamos tener coordinación bilateral asimétrica para sujetar el papel con una mano y cortar con la otra.


 

  • Punzón. Trabajaremos con el punzón la coordinación motora y visual, además de comenzar a practicar la coordinación bilateral asimétrica.
  • Cortando plastilina, pajitas, hojas o flores. Deja que practique haciendo pequeños recortes a algunos elementos que requieran tan solo un corte rápido. La plastilina es una actividad que tiene mucho éxito. Deja que corte la plastilina con unas tijeras especiales, esas que apenas cortan. De esta forma, practica mientras juega, sin peligros de cortes.
  • Cortando distintos materiales. Cuando domine un poco más las mociones básicas, déjale que corte papel y cartulinas libremente, o siguiendo una plantilla.
  • Cortando pelo de muñecos. ¿Por qué no usar esos muñecos con los que ya no juega para imaginar que somos peluqueros? El pelo será muy fácil de cortar y la actividad le resultará muy divertida. O incluso, puedes crear unos monstruos muy graciosos utilizando rollos de papel reciclados como los de la imagen, e ir cortándoles “el pelo”.

7. Puzles:

Si quieres una actividad que ensucie poco y sea más tranquila que muchas de las anteriores, los puzles son una buena forma de entretenimiento mientras trabaja la lógica y ayuda a la visión espacial y a las habilidades motoras finas.


 

  • Puzles. Hay muchas variedades de puzles, empezando por las que consisten en meter y extraer piezas, pasando por las que has de hacer parejas o series de tres piezas, y acabado por los puzles clásicos de encajar piezas hasta realizar una imagen completa. Adapta el puzle a las habilidades del niño y deja que disfrute manipulando las piezas, colocándolas, encajando y desencajándolas.
  • Tangram. Otro estilo de puzle que consiste en crear distintas formas a partir de 7 piezas. Ayuda a la visión espacial, a la coordinación bilateral y a cruzar la línea media.

8. Papel:

A veces, materiales tan sencillos como el papel pueden traernos un sinfín de posibilidades. Aquí tienes algunas de ellas.

 


Si compras papeles de distintos tipos podrás, además, hacer de esta una actividad sensorial. El tacto es una parte importante de las habilidades motoras finas. Nos da información acerca de qué tipo de fuerza emplear, cómo manipular el objeto y/o cómo sujetarlo.

  • Rasgar papeles. Puedes utilizar papel normal o incluso encontrar papel de cebolla, seda, cartulina, cartón y otros materiales para que el niño aprenda a emplear una fuerza distinta dependiendo del material.
  • Pegar trocitos de papel. Es una buena actividad para trabajar, no solo la pinza, también otras habilidades como la precisión y coordinación. Además, el pegamiento siempre tiene mucho éxito entre los más peques.
  • Origami. La técnica japonesa de doblar papeles también puede ayudar a trabajar la precisión, la coordinación bilateral, y a cruzar la línea media mientras desarrollan la fuerza de los dedos.
  • Colorear con distintos materiales. Simplemente colorear libremente, o dibujar. Ayuda a entrenar el aislamiento de la muñeca y el brazo, además de la estabilidad de la muñeca.

 

Fuente:  https://www.enfemenino.com/bebes/que-es-la-motricidad-s2880018.html

              https://indianlioneducation.com/10-actividades-motricidad-fina/

 

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